Confía en mí
- Francisco Lopez Fudalej
- 7 dic 2016
- 2 Min. de lectura

Abrís los ojos y te encontras en un cuartito chiquito, con mucha luz y brillo, donde realmente te sentís cómoda y donde tu seguridad emocional predomina. Sin embargo abrís la puerta y te encontrás con piedras que impiden el paso. Decidís sacarlas una por una, pensando que del otro lado estaré yo para abrazarte y jamás dejarte ir. Haces un esfuerzo enorme y cuando logras quitar la última, te das cuenta que no hay nadie. Te decepcionas y haces unos pasos hacia afuera de tu cuartito. Una brisa cierra la puerta y tu desesperación se agrava. Ese cuartito donde fuiste feliz y donde te sentiste llena tanto tiempo, ya no está, se cerró y no podes entrar. Te das cuenta que estas en un gran bosque, donde la inmensidad de los árboles y de la naturaleza te hacen sentir diminuta. Sentís que te aplasta tanta grandeza. A diferencia de tu cuarto, ahora no tenés decisión sobre tu entorno. La irregularidad natural puede hacer lo que quiera con tu pequeña presencia. Lloras, te desespera no poder manejar tus emociones, ya no tenes el brillo, la felicidad ni el calor de tu cuarto. Cuando te das cuenta, tus lágrimas formaron un espejo de agua y recién ahí podes verte. Tus ojos se confunden con el agua, estas descalza pisando el verde y largo césped, y con un vestido blanco. En ese momento sentís que tu vista se oscurece. Son mis manos que tapan tus ojos. Me acerco despacio por detrás y te susurro al oido que todo va a estar bien, que no te asustes, que confíes, que tu zona de confort ya no está, pero que te animes a sentir, a observar y a reír. Y cuando te querés dar vuelta para abrazarme, ya no estoy. Pero esta vez sonreís. Comenzás a observar que el cielo está mas celeste que nunca, que los pájaros cantan, que tus pies descansan sobre el verde césped, que no hay espinas, que la naturaleza también te cuida y que sobran las razones para vivir y sentir. Volves a reír, te apasiona el hecho de salir a la vida y ganar. Te acostás al pié del árbol más grande del bosque a ver las nubes y a encontrarles las mas hermosas formas. Tus abuelos, tus papás, tus hermanos, tus sueños, tus objetivos, y hasta tu futuro tienen forma de nube. Ni siquiera podes ver la punta del árbol del tamaño que tiene. Pero ya no te asusta. Ves a un pajarito caminando hacia vos con un papel en el pico. El pajarito mas chiquito del bosque, al píe del árbol mas grande. Deja el papel a tu alcance y sale volando y cantando con dulces sonidos. Te levantas para recoger el papel y observas que tiene un mensaje y lo lees: "Te dije que todo iba a estar bien, gracias por confiar y por sonreír, ya es hora de despertar y espero que el amanecer te encuentre a mi lado" Volvés a sonreír y abrís los ojos, pero esta vez en la vida real. Ahora me podes abrazar...
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