Guardapolvo celeste
- Francisco Lopez Fudalej
- 18 abr 2016
- 2 Min. de lectura
Los hombres somos unos mentirosos, básicamente nacemos destinados a ser así, hay cosas que no podemos cambiar y jamás podremos hacerlo.. Éramos solo unos niños, inocentes como todos, pero juro que te miraba, a los ojos como pocos… Incursionaba en la búsqueda de excusas absurdas para algún cariño demostrarte, y mentía en las adivinanzas para regalarte chocolates… El primer amor y el primer fracaso, cosas tan compatibles como mis sueños en tus manos… La inocencia de querer demostrar algo que jamás podía pasar, porque eras una nena que solo quería jugar… Jugabas y te divertías ajena a todo, buscabas alegría aunque te cueste, luciendo ese dulce guardapolvo celeste… Y así como las cosas pasan, pasaste. Seguí aprendiendo como un niño a disfrutar lo que estaba presente, y seguramente me enamore también al año siguiente… Y al siguiente, y al siguiente…total, era sólo un nene en pleno aprendizaje, con un guardapolvo celeste. Las vueltas de la vida, mirá si no son locas, que varios años después, me sonreíste como pocas… Pero esta vez fue distinto, pido perdón si te hice daño, de todas formas me volviste a durar solo un año Y allí es donde comienzan las conclusiones, que quizás solo seamos momentos del destino, que juega a cruzarnos, para jamás poder amarnos Si me pongo a pensar te conozco hace muchos años, pero si realmente me pongo a pensar…te conozco? Claro que no, solo tengo vagos recuerdos de cuando eras feliz, recibiendo chocolates Ya sos una mujer, pero yo solo conocí a esa nena Sos friamente cuidadosa, pero yo conocí la dulzura Sos distinta, pero yo conocí ese guardapolvo celeste Quizás el amor sea tóxico, quizás nunca se pueda confiar en nadie, quizás las palabras se las lleve el viento, quizás una barrera de hierro desde el día que uno nace no permita nunca entregarse al cariño absoluto, quizás no hay ningún príncipe, quizás nunca se pueda amar con locura Y motivos hay de sobra, porque los hombres somos mentirosos y manipuladores, porque nuestras palabras no coinciden con nuestros actos... Como aquél nene, que mentía y distorsionaba las adivinanzas para simplemente ver sonreír a aquella nena de guardapolvo celeste…

Comments